El árabe coloquial es usado como lengua materna por unos 150 millones de personas, además de los varios millones que la usan como lengua coránica.
El árabe es una lengua semítica (procedente del nombre ‘Sem’ hijo de Noé junto con Jafet, Cam y Jam) al igual que el hebreo, arameo, maltés y otras lenguas.
En las regiones donde se habla la lengua árabe se da la peculiaridad de la diglosia: el ‘Fusha’ es la lengua ‘koiné’ (común), y aparte existen los dialectos hablados como el palestino, egipcio, jordano o iraquí. El ‘Fusha’ se escribe y es entendido por todos los hablantes árabes, sin embargo, entre dialectos se hace más complicado el entendimiento oral. Digamos que la lengua culta (‘Fusha’) es artificiosa y debe enseñarse, mientras que cada dialecto es lo que le da vida realmente a la comunicación.
En cuanto a la estructura de la lengua
árabe podemos dar varias características: 1) morfológicamente, es una lengua
flexiva, esto es, que tiene declinaciones, como por ejemplo el
latín, 2) sintácticamente, es una lengua sintética, es decir, la propia
palabra dice si es sujeto, objeto o complemento, y 3) en cuanto al léxico, es
una lengua con raíces mayoritariamente trilíteras, que están formadas
por tres consonantes, por ejemplo «KTB» ‘escribir’.
El alifato (abecedario) deriva de
la escritura fenicia. En la escritura árabe; se escribe de derecha a izquierda,
la letra es escrita en cursiva y se ligan unos caracteres con otros, por
un lado, hay consonantes (que son realmente las únicas letras) y por
otro, vocales o mociones, que se escriben arriba o abajo y muestran cómo
pronunciar las palabras, y además hay: signos auxiliares que
ayudan en la escritura, puntos diacríticos qué diferencian consonantes
y, ductus consonánticos, que también ayudan en la caligrafía.
Como curiosidad, podemos añadir que la lengua árabe funciona por asociación, de manera que, si «TALIB» es ‘el que pregunta mucho’ o ‘preguntón’, «TALIBun» será ‘un estudiante’.